La pobreza en América Latina

1020 millones de personas pasan hambre en el 2009 según la FAO

1020 millones de personas pasan hambre en el 2009 según la FAO

Hace un tiempo, quien fuera elegido presidente de los Estados Unidos, decía glorioso frente al monumento a George Washington: «Los males económicos se han cernido sobre nosotros a lo largo de varias décadas. No desaparecerán en días, semanas o meses, pero desaparecerán. Desaparecerán porque nosotros, como americanos, tenemos la capacidad ahora, como la hemos tenido en el pasado, de hacer lo que haga falta hacer para preservar este último y mayor bastión de la libertad». Eran principios de 1981, y miles de personas escuchaban perdidas en su júbilo, a quien tomaría el rumbo del país para reactivar la economía.

A miles de kilómetros, una mujer comenzaba a imponer un sistema económico que se perfilo como mundial, después de que Reagan llegará al poder en los Estados Unidos. Margaret Thatcher y Ronald Reagan formarían la pareja perfecta para llevar hasta los lugares más recónditos de la tierra su sistema político que estaba llamado a salvar el mundo: el Neoliberalismo.

Gran número de países reprodujeron las populares ideas de la pareja de oro -populares entre los empresarios-. Mientras miles de personas se enfrentaban a los antimotines, mientras miles de personas exigían un trabajo digno, exigían el derecho organizarse, exigían respeto a los Derechos Humanos, la pareja de oro y sus posteriores lacayos expresaban en su fino lenguaje que su único derecho, es el derecho a morirse de hambre.

Desde su discurso de investidura Reagan daba las recetas para solucionar el problema económico: «En esta crisis actual, el gobierno no es la solución a nuestro problema. El gobierno es el problema. Las soluciones que debemos buscar han de ser equitativas, sin señalar a un grupo para que pague el precio más alto» En otras palabras, dejemos que el mercado haga lo que se le dé la gana, el estado, en el mejor de los casos, se encargará de financiar las guerras.
La pareja de oro comenzó a desregular el mercado, pero para los otros países. Su objetivo era la imposición del mercado, su estrategia la hipocresía. Mientras los Estados Unidos gastan millones de dólares subsidiando la agricultura, hacen tours por el mundo predicando la importancia de abrir las fronteras a la invasión del mercado y la eliminación de los subsidios. Los bancos jugaron con su capital durante muchos años, las inmobiliarias invirtieron en viviendas de manera desproporcionada, millones de dólares se fueron a inversiones inexistentes o demasiado riesgosas. El resultado: La crisis actual.

Según Fray Antonio de la Calancha Cada peso que se acuña en Potosí cuesta diez indios muertos en las cavernas de las minas (1638)

Según Fray Antonio de la Calancha "Cada peso que se acuña en Potosí cuesta diez indios muertos en las cavernas de las minas" (1638)

Para Latinoamérica el historial de miseria tiene 500 años y muchas historias que contar. Para explicar la pobreza en estas regiones se debe comenzar en los tiempos de la colonia. Las minas ricas del Potosí, esa ciudad que ostentaría las mayores riquezas de la Bolivia colonial, serían extenuadas. Así como llegaron los colonos, se fueron. Cuando la plata de las minas se había terminado abandonaron la ciudad y con ella a los que se atrevieron a quedarse ahí. En palabras del historiador boliviano Valentín Abecia, lo que se vive en el potosí “Es una miseria tal que dan ganas de llorar”. Situación idéntica se vivió en las minas de oro de Ouro Preto en el Brasil.

Ya después los países latinoamericanos cambiarían de dueño. La Doctrina Monroe, expuesta en 1823, daría las primeras luces del nuevo dueño “América para los (norte) americanos”. Cien años más tarde, el Corolario Roosevelt modificaría esta doctrina, quitándole ambigüedad y diciendo explícitamente que los territorios americanos pasaban a ser el patio trasero de los Estados Unidos.

Durante todo el siglo XX fue así. Bajo el estandarte de la amenaza comunista los estadounidenses invadieron los territorios de su patio trasero, metiendo la ideología con su propaganda mediática o con su ejército, si era necesario. Ingenuo era aquel que se atreviera a retar a los Estados Unidos. Jacobo Arbenz fue elegido presidente de Guatemala en 1950, a pesar de ser un explicito capitalista, se salió de los cánones del imperio al proponer el Decreto 900 (Reforma Agraria) que puso furiosos a los terratenientes, en especial a la multinacional bananera United Fruit Company. El presidente Eisenhower abrió un fuerte enfrentamiento contra Arbenz acusándolo de comunista, y finalmente el 27 de Junio de 1954, el Coronel Carlos Castillo Armas invadiría su propia nación con el apoyo abierto del ejército norteamericano, derrocando a Arbenz y obligándolo a exiliarse en México. Diez años más tarde sucederían acontecimientos idénticos en Brasil con la caída de Jango Goulart, y veinte años más tarde sería el bombardeo al palacio de la moneda para el asesinato del presidente Salvador Allende.

Solo una nación retó al imperialismo en el siglo XX. En Cuba triunfa la revolución el 1 de enero de 1959 derrocando a Fulgencio Batista. A pesar de los intentos de Fidel por establecer vínculos tranquilos con el gobierno norteamericano, John F. Kennedy ordenaría una invasión a la isla en 1961 que sería conocida como la invasión de Bahía Cochinos. La invasión no resultó como Kennedy esperaba, por lo que se comenzó a promover un plan de desestabilización contra la isla. Declarando a Cuba como “una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos”, Kennedy la hizo expulsar de la OEA en 1962. Solo un país se atrevió a votar en contra. Tras ser interrogado sobre el motivo por el que México votó en contra, el presidente Alfonso López Mateos respondió: “si nosotros declaramos públicamente que Cuba es una amenaza para nuestra seguridad, 40 millones de mexicanos se morirían de risa”.

Pero para referirse al dominio norteamericano en la región no es suficiente con hablar de los corolarios y sus invasiones. Hay que hablar de sus acciones. Los Estados Unidos no declararon Latinoamérica como su patio trasero por simple cuestión de orgullo. Las multinacionales yanquis explotaron impunemente los recursos americanos. En Chile, la Anaconda Cooper Minning, explotaba el cobre dejando pequeños rezagos de sus multimillonarias ganancias para la nación, pero enviando el grueso del dinero a sus cuentas en New York. En los países caribeños la United Fruit Company –cruel financiadora de dictaduras- explotaba la tierra sembrando banano. Tras dejar la tierra árida utilizaban la misma táctica de los colonos del Potosí, se iban sin dejar mayor rastro, excepto los pulmones gastados de sus esclavos y de la tierra que trabajaban. En Venezuela, la Shell y la Standard Oil explotaban el petróleo, las grandes riquezas de algunos no eran comparables con la extrema pobreza que el “oro negro” dejó en las ciudades que le habían dado cuna.

Ahí es cuando aparecen los dos personajes mencionados al principio. Reagan y Thatcher comienzan a impulsar el neoliberalismo que enarboló el premio Nobel de Economía Milton Friedman. En América Latina se hizo eco de las ideas neoliberales. Bajo la bandera del libre mercado, la privatización, la reducción de funcionarios estatales y la eliminación de los subsidios, los gobiernos de las décadas del 80 y 90 ganaron las elecciones.

Carlos Menem, en la Argentina, privatizó Entel, Aerolíneas Argentinas, YPF y Gas del Estado. Redujo ampliamente los aranceles y sacó gran cantidad de bonos del estado. Aumento los impuestos al igual que el desempleo que llegó hasta el 18% en su pico más alto. En Chile, la concertación siguió con las políticas neoliberales que se manejaban durante la dictadura. Durante el gobierno de Allende, Chile nacionalizó el 100% de los yacimientos de cobre. Pinochet, consciente de la importancia del cobre, no lo privatizó completamente, sin embargo, durante la concertación el 70% del cobre chileno ha pasado a manos privadas, que han recibido fuertes incentivos tributarios, pagando impuestos irrisorios. En Brasil, Fernando Henrique Cardoso abriría las fronteras. En Venezuela, Carlos Andrés Pérez aumento considerablemente la deuda externa, aumento el precio de los servicios públicos, redujo los aranceles y aumentó el precio de la gasolina y sus derivados en un 30%, lo que ocasionaría el Caracazo en 1989. En Colombia, el presidente Cesar Gaviria impulsó la “apertura económica”.

Pero el auge neoliberal también tenía su mástil estructural. El Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Banco Mundial (BM), se encargaron de prestar sumas exageradas a los países subdesarrollados, pero estos préstamos no eran filantropía admirable. Las deudas externas de estos países aumentaron de manera exagerada hasta una posición insostenible y, para colmo, estos organismos prestaban el dinero a cambio de varias reformas estructurales (privatizaciones, reducción del presupuesto a programas sociales, desregulación arancelaria, etc.), en otras palabras, son organismos que sobornan a los gobiernos para que realicen acciones neoliberales.

Pero ahora si hablemos de pobreza. Según la CEPAL, desde el año 2000 hasta el 2005 la pobreza aumentó del 42% a casi el 45%, es decir, nada menos que 224 millones de personas viven con menos de dos dólares diarios. A comienzos de los 80’s –el comienzo de la época neoliberal- la pobreza estaba rondando el 40% de la población latinoamericana, para los años 90’s este número aumentó drásticamente, alcanzando el 50%, y se redujo hacia el año 2000, donde nuevamente comenzó a aumentar.

La crisis de 2001 en Argentina duplicó el número de pobres y cuadruplicó el número de personas que vivían en la miseria

La crisis de 2001 en Argentina duplicó el número de pobres y cuadruplicó el número de personas que vivían en la miseria

El peor shock generado por el neoliberalismo en América Latina se dio en Argentina. De la Rúa, siguiendo las políticas neoliberales de Menem, sumió a la nación en un crack económico insoportable. El sistema bancario, ante las dificultades económicas, sacó sus dólares del país, dejando a miles en la quiebra, se generó una hiperinflación y escases alimentaria. Durante esta época se duplicaron el número de pobres y las personas que vivían en condiciones miserables –con menos de un dólar al día- se multiplicaron por cuatro.

Desde el año 2007 el mundo se declara en crisis. Veinte años de políticas insostenibles –para la economía y para el medio ambiente- tenían que estallar en cualquier momento. Esta crisis, para los economistas serios, es generada por las políticas neoliberales. Según Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía en 2001, esta crisis la causaron los bancos y los gobiernos serviles a los intereses de los banqueros, y también se asegura de decir que esta crisis durará por lo menos diez años, en un informe que realizó para el gobierno de los Estados Unidos, pero que al ser revisado por el presidente Obama, no fue publicado –aparentemente no satisfizo al producto de la mejor campaña propagandística del año 2008, superando a los computadores Apple-.

Ahora nos informa la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la alimentación) que el número de personas que están sufriendo de hambre crónica en el mundo llega a los mil millones. Nos informa el Banco Mundial que debido a la crisis el número de pobres en América Latina aumentará en 53 millones de personas. Nos informa la FED que el desempleo en los Estados Unidos llega al 9%.

El número de pobres en el mundo, según la ONU, se acerca a los 4 mil millones. Desde hace varios años se le hizo el llamado a las naciones más desarrolladas a que cedieran el 0,7% de su PIB para el mejoramiento en la calidad de vida de millones de personas. Informó la ONU que si las naciones del “primer mundo” invirtieran el 1,2% de su PIB, ninguna persona en el mundo moriría de inanición y millones de africanos dejarían de morir por enfermedades que son fácilmente curables. La nación más reacia a aceptar el 0,7 ha sido justamente los Estados Unidos, que, sin embargo, cuando se trata de salvar bancos, acuden sin necesidad de ser llamados.

Admito ser sumamente superficial, difícil es meter en un trabajo tan pequeño, tanta información como es necesaria. Solo quería dejar constancia de que separar la pobreza en América Latina de la explotación y el dominio de los distintos imperios y de la imposición de políticas neoliberales, es un error completamente absoluto. Lástima que los gobiernos se empeñen en hacer guerras “contra los pobres” y no “contra la pobreza”.

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